En diciembre prácticamente no hubo precipitaciones (4 mm), lo que causó una parada del crecimiento y un incremento significativo del estrés hídrico. La restricción continuó durante el mes de enero, momento en el cual comienza la maduración, favoreciendo la acumulación de azucares, la síntesis de polifenóles y compuestos aromáticos.
Durante el invierno las precipitaciones fueron 26 % menores al promedio, lo que significó una pobre recarga hídrica del suelo. De todos modos la reserva de agua fue suficiente para comenzar la brotación en forma homogénea, aunque algo anticipada respecto a los años anteriores.
Esta condición de sequía continuó durante la primavera, con precipitaciones de apenas 21mm y 38 mm en setiembre y octubre respectivamente.
La escasa oferta hídrica desaceleró el crecimiento vegetativo a medida que se agotaba la reserva del suelo. Durante el período de floración y cuajado las condiciones de sequía se intensificaron, determinando un tamaño de baya muy pequeño que incidió positivamente en la calidad de los mostos al aumentar la relación hollejo/pulpa, al tiempo de reducir significativamente los rendimientos. Durante esta etapa fenológica el aporte de las lluvias fue 87 % menor al promedio de los últimos 20 años. En diciembre prácticamente no hubo precipitaciones (4 mm), lo que causó una parada del crecimiento y un incremento significativo del estrés hídrico. La restricción continuó durante el mes de enero, momento en el cual comienza la maduración, favoreciendo la acumulación de azucares, la síntesis de polifenóles y compuestos aromáticos. A fines de enero se normalizó el régimen pluviométrico.
Durante el mes de enero la temperatura mínima media fue idéntica al promedio de los últimos años, mientras que en febrero resulto un grado Celsius menor (15 ºC), aportando buenas condiciones para el metabolismo secundario que da origen a los antocianos y a la mayoría de los componentes de calidad del vino. La cosecha comenzó el 2 de febrero con Sauvignon Blanc y culminó el 10 de marzo con Petit Verdot y Cabernet Sauvignon.
La producción en kilos fue muy inferior a la normal con niveles de calidad muy por encima de la media especialmente en Chardonnay, Viognier, Pinot Noir, Merlot, Cabernet Sauvignon y Shiraz. En general el balance de acidez, color y taninos marcó un año excepcional. Los Tannat alcanzaron equilibrios estupendos en la madurez de pulpa piel y semilla asegurando grandes vinos de guarda.