Si bien ya se advertía una buena calidad en las primeras parcelas cosechadas, ni el más optimista hubiera imaginado el espectacular mes de febrero que llegaba, uno de los más secos de la historia de nuestro país, con precipitaciones 85 % inferiores a lo normal y con periodos de temperaturas diurnas bajas, las cuales comenzaban luego de cortos episodios de inestabilidad atmosférica sin precipitaciones, que generaba viento moderado y bajas temperaturas del aire por varios días, instalando condiciones inmejorables para la madurez polifenólica.
En términos generales el invierno 2014 se caracterizó por tener un 23 % menos de lluvias que lo normal, con un periodo de temperaturas bajas muy intenso pero concentrados en pocos días del mes de julio. Al comenzar la primavera las temperaturas se elevaron rápidamente determinando una brotación algo anticipada respecto a lo habitual. No hubo heladas significativas excepto un evento puntual de mediana intensidad en el centro del país. En el período de setiembre a diciembre, momento en el cual se da el mayor desarrollo vegetativo, las precipitaciones aumentaron sensiblemente, llegando a un valor 34 % superior al promedio de los últimos 25 años. El vigor del viñedo se vio favorecido y las tareas para conducirlo y mantener su estado sanitario fueron muy intensas. El riego no fue necesario. A fines de setiembre tuvimos un evento de granizo que afecto parcialmente uno de los viñedos ubicados en el suroeste del país. La maduración comenzó unos 10 días antes de lo habitual, manteniendo el corrimiento fenológico observado desde la brotación. Durante el mes de enero las precipitaciones fueron de escasa magnitud pero frecuentes, sin temperaturas extremas. La vendimia comenzó el 21 de enero, diez días antes de lo habitual. Si bien ya se advertía una buena calidad en las primeras parcelas cosechadas, ni el más optimista hubiera imaginado el espectacular mes de febrero que llegaba, uno de los más secos de la historia de nuestro país, con precipitaciones 85 % inferiores a lo normal y con periodos de temperaturas diurnas bajas, las cuales comenzaban luego de cortos episodios de inestabilidad atmosférica sin precipitaciones, que generaba viento moderado y bajas temperaturas del aire por varios días, instalando condiciones inmejorables para la madurez polifenólica. Para encontrar otro febrero con similares registros debemos remontarnos al año 1992, donde se editó el primer Preludio. La cosecha de las distintas variedades se fueron realizando con altísimas concentraciones de azucares y antocianos en su punto de madurez óptimo. La evolución de los taninos en las bayas, principalmente en la semilla fue excelente, logrando sensaciones muy agradables e intensas. La vendimia finalizó el 18 de marzo con un volumen de cosecha 13 % mayor al año anterior y una calidad que sin duda será recordada por muchos años.