Desde noviembre, momento en que se da la floración, hasta la vendimia, las lluvias fueron 60 % menores a la normal climática, con precipitaciones puntuales, aisladas y de bajo volumen, instalando sobre el país una de las sequías de suelo más importante de los últimos 30 años.
El invierno 2019 fue frío y con un régimen de lluvias normal, el viñedo brotó muy uniforme y sin adelanto respecto a la fecha habitual. No hubo heladas tardías, ni otros eventos climáticos adversos, la cantidad de racimos fue elevada y el tamaño de las bayas también fue bueno, favorecido por algunas lluvias previas a la floración, lo que determinó una cosecha abundante.
Desde noviembre, momento en que se da la floración, hasta la vendimia, las lluvias fueron 60 % menores a la normal climática, con precipitaciones puntuales, aisladas y de bajo volumen, instalando sobre el país una de las sequías de suelo más importante de los
últimos 30 años. El proceso de maduración se vio muy favorecido, con una alta síntesis y concentración de azúcares, color y aromas. La vendimia comenzó el 31 de enero y culminó el 21 de marzo. En variedades tintas destacan muchas, como Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Marselan, entre otras, con muy buena coloración, vibrantes, frescos y equilibrados, mientras que en variedades blancas destacan el Albariño, Sauvignon Blanc y Chardonnay, con marcada acidez, mineralidad y equilibrio.